
La hermandad de las Cigarreras celebra una comida para recaudar fondos para el programa de acogida
Bosco Ferri
Cerca queda ya el verano y las hermandades preparan los últimos detalles para traer a Sevilla a los niños bielorrusos que cada año disfrutan de unas semanas de acogida en la ciudad. Por ello, la hermandad de las Cigarreras celebró ayer una comida benéfica, cuyos beneficios irán destinados al programa de acogimiento temporal a estos niños, los cuales llegarán a finales del mes de junio.
La sede de la banda de las Cigarreras, en el Paseo del Marqués de Contadero, acogió esta jornada de convivencia, que comenzó a la hora de comer y que continuó durante la tarde, ofreciendo además una chocolatada para merendar a las cerca de 200 personas que acudieron a la cita.
"Estamos deseando que vengan", comentaba Antonio, uno de los miembros de la hermandad, que ayer preparaba una paella junto a otros compañeros, y que cuenta con una niña de acogida de 14 años, edad límite en estos programas de acogimiento. "Estamos planeando también ir allí este verano, para ver cómo viven y cómo es aquello", añadía este padre de acogida, que reconocía enviarle paquetes de comida y regalos cada tres meses, algo que también realizan otros padres.
Desde hace cuatro años participan en estos programas, cada año más populares al unirse nuevas hermandades y asociaciones, y durante 42 días se harán cargo de estos niños, para los que se preparan programas de saneamiento, con revisiones médicas, además de las actividades lúdicas.
"El dinero recaudado es para pagar el viaje de los niños y de los monitores, a los que también pagamos la estancia, así como para las excursiones", señalaba Virginia Gómez, diputada de Caridad de la hermandad, que para este año acogerá a 22 niños. "Los llevamos a la playa, a Isla Mágica, a Acuópolis y al Club de Campo, y también a revisiones médicas" apuntaba la diputada de Caridad de las Cigarreras, que prepara otra cena benéfica como la de ayer para dentro de dos semanas en el Paseo de la O.
"Yo estoy loca con mis niños", reconocía Juana Rodríguez durante la comida de ayer, a la que había invitado a unas amigas. "Los míos son hermanos, de 10 y 14 años, y viven en un orfanato, así que les mando cosas y cuando vienen disfrutan de la piscina, la playa, la comida y las fiestas", recordaba esta madre de acogida, la cual intentó viajar estas Navidades a Bielorrusia junto a otros miembros de la hermandad, pero a última hora no pudieron ir.
La mayor parte de estos pequeños cuentan con secuelas o riesgo de contaminación por el accidente de la central nuclear de Chernobil de hace más de 20 años, motivo principal de la acogida, estancia que para muchos se hace corta, tanto niños como padres. "La mayoría repetimos, ya que se les coge mucho cariño y ellos están locos por venir", afirmaba otro miembro de la asociación, a quien su hija de acogida le llama "todas las semanas" diciéndole que quiere venir a Sevilla.
Con el deseo de la pronta llegada de los niños se celebró ayer esta jornada de convivencia, en la que los propios miembros de la hermandad aportaban la comida, desde ensaladilla y tortilla de patatas, hasta empanadas, potaje de garbanzos o paella. También montaron una barra con bebidas y tapas, y para la hora de la merienda se celebró la Chocolatada, en la que colabora desde hace un par de años la churrería del Puente de Triana, y donde consiguen obtener beneficios para el programa de acogimiento, así como con la venta de papeletas para el sorteo de un viaje a Francia, así como otras actividades y jornadas de convivencia. Ya sólo faltan unas pocas semanas para que el reencuentro se produzca y niños y padres de acogida disfruten de unos días de fiesta.
Fuente: publicado en Diario de Sevilla, 25-05-2009, (visualizado el 25-05-2009).
Foto: Diario de Sevilla.
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